domingo, febrero 20

Domingo por la tarde

Una tarde de Domingo, aburrida por de más, decidí volver a dedicarle algo de mi tiempo a mi espacio virtual. Hace tiempo que venía pensando en escribir nuevamente, en trasladar las cosas que me pasan a un papel, a un cuarderno o simplemente en un block de notas pero por una u otra razón nunca daba ese primer paso. Dicen que lo más díficil es siempre dar ese primer paso, tomar el impulso y animarse a empezar algo. Yo en cambio opino que si bien es difícil ese comenzar lo más complicado resulta el sostenerlo. Me cansé de arrancar cosas que en pocos días o incluso horas abandoné. Iniciativas cargadas de entusiasmo y emoción que al rato pierden todo mi interes. No se si será por lo retorcido de la idea en cuestión o por la dura cruzada que ello representa en algunos casos. La mayoría de las veces me inclinó por esta última observación aunque hay que destacar que mi constancia deja mucho que desear. Por lo pronto se puede decir que me dediqué un poco, cambié algunas cosas del blog y hasta tengo decidido incluir nueva música (uno siempre va cambiando algunos gustos) para poder escuchárla desde cualquier lado en donde esté. Lo que no pude hacer fue rescatar las viejas publicaciones, solo quedaron las que están aunque intentaré buscar en mi PC si hay algún registro de aquellos escritos que en algún período supieron o intentaron darle contenido a este sitio. En fin, espero que esta vez pueda sostener mi causa así vuelvo a escribir (que me viene haciendo mucha falta últimamente) y a contar algunas de las miniedades que pasan o pasaron por mi vida.






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jueves, marzo 27

Los echaron al mar


El nueve de agosto, antes de que se recibiera la primera carta de Bruselas,
José Arcadio Segundo conversaba con Aureliano en el cuarto de Melquíades, y sin que viniera a cuento dijo:

-Acuérdate siempre de que eran más de tres mil y que los echaron al mar.






Cien años de soledad, Gabriel García Márquez





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miércoles, marzo 26

La útima noche paranoica


Pasó otra noche. Noche de excesos, locuras, descontroles, maldades, gritos, furia, sombras, abusos, desordenes, libertinaje, demencias, insanias, trastornos, paranoias, irracionalidades, incoherencias, quejas, velocidad, desahogos. Noche de lágrimas, decepciones, lamentos, tristezas, amarguras, desconsuelos, encierro, nostalgias, desesperanza, exclusión, penas, repudios, angustias, desaliento, pesimismo, desesperación.

Vi a la luna ausentarse de esa manera, pasó otra noche más oscura de lo habitual. Negra, apagada, tenebrosa. Pasó y fué la última.
Estoy sentado aguardando al sol.






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martes, marzo 25

Quiero dormir



Las 5:34 am marca el reloj de mi computadora, vine hasta ella harto de no poder conciliar el sueño.
Tantas cosas dan vueltas en mi mente en este momento que podría llenar montones de hojas y más con palabras colmadas de odio e impotencia, pero eso no tiene importancia ahora, por que yo no quiero escribir. Quiero dormir.





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jueves, marzo 20

Allí siempre era marzo y siempre era lunes


"En un cuartito apartado, adonde nunca llegó el viento árido, ni el polvo ni el calor, ambos recordaban la visión atávica de un anciano con sombrero de alas de cuervo que hablaba del mundo a espaldas de la ventana, muchos años antes de que ellos nacieran.

Ambos descubrieron al mismo tiempo que allí siempre era marzo y siempre era lunes, y entonces comprendieron que José Arcadio Buendía no estaba tan loco como contaba la familia, sino que era el único que había dispuesto de bastante lucidez para vislumbrar la verdad de que también el tiempo sufría tropiezos y accidentes, y podía por tanto astillarse y dejar en un cuarto una facción eternizada."


Cien años de soledad, Gabriel García Márquez






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miércoles, marzo 19

Éramos sólo buenos amigos



Dijiste que no podías quedarte,que ya lo habías visto todo. Lo sé.
Es triste, pero lo acepto. Las señales no parecen correctas, duran por sólo una noche, y luego lo siento que haya dicho: "Que éramos sólo buenos amigos"



Julian Casablanca, The Strokes







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Ojalá


Cuando terminas te das cuenta que no podías ni empezar, y al otro día lo mismo. Y el día es pasajero y la noche es conciencia, y mi vida una incognita y la tuya delirio y fantasía.
Y yo soy tan libre que me aprisiono y ella es tan dulce que me encarcela. Y yo soy tan fácil que no me animo, y ella tan cruel que me disfruta.
Pero creo en mi alma (o lo que queda de ella) y me levanto, alzo la frente y la peleo, ... todas las noches voy derrotado a castigarme entre mis sueños. Y quiero escribir algo positivo, y en todas las frases empiezo por eso, pero siempre encuentro algún defecto, algo que no puedo, algo horrible.
Pero eso soy yo , y no quiero ser más eso, les prometo a todos los que me quieren, mis amigos, mi familia, y a mi mismo, que voy a ser eso que busco.
Algo más que eso.








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martes, marzo 18

Los buenos servicios


"Cuando madame Rosay vino a casa ya era tarde, y no se quedó más que un momento. En realidad mi casa es una sola pieza, pero como dentro tengo la cocina y lo que sobró de los muebles cuando murió Georges y hubo que vender todo, me parece que tengo derecho a llamarla mi casa. De todos modos hay tres sillas, y madame Rosay se quitó los guantes, se sentó y dijo que la pieza era pequeña pero simpática. Yo no me sentía impresionada por madame Rosay, aunque me hubiera gustado estar mejor vestida. Me tomó de sorpresa, y tenía puesta la falda verde que me habían regalado en lo de las hermanas. Madame Rosay no miraba nada, quiero decir que miraba y desviaba la vista en seguida, como para despegarse de lo que había mirado. Tenía la nariz un poco fruncida; a lo mejor le molestaba el olor a cebollas (me gustan mucho las cebollas) o el pis del pobre Minouche. Pero yo estaba contenta de que madame Rosay hubiera venido, y se lo dije.

-Ah, sí, madame Francinet. También yo me alegro de haberla encontrado, porque estoy tan ocupada... -Fruncía la nariz como si las ocupaciones olieran mal-. Quiero pedirle que... Es decir, madame Beauchamp pensó que quizá usted dispondría de la noche del domingo.

-Pues naturalmente -dije yo-. ¿Qué puedo hacer el domingo, después de ir a misa? Entro un rato en lo de Gustave, y...

-Sí, claro -dijo madame Rosay-. Si usted está libre el domingo, quisiera que me ayudara en casa. Daremos una fiesta.
-¿Una fiesta? Mis felicitaciones, madame Rosay.

Pero a madame Rosay no pareció gustarle esto, y se levantó de golpe.

-Usted ayudaría en la cocina, habrá tanto que hacer. Si puede ir a las siete, mi mayordomo le explicará lo necesario.

-Naturalmente, madame Rosay.

-Ésta es mi dirección -dijo madame Rosay, y me dio una tarjeta color crema-. ¿Estará bien con quinientos francos?

-Quinientos francos.

-Digamos seiscientos. A medianoche quedará libre, y tendrá tiempo de alcanzar el último métro. Madame Beauchamp me ha dicho que usted es de confianza.

-¡Oh, madame Rosay!

Cuando se fue estuve por reírme al pensar que casi le había ofrecido una taza de té (hubiera tenido que buscar alguna que no estuviera desportillada). A veces no me doy cuenta con quién estoy hablando. Sólo cuando voy a casa de una señora me contengo y hablo como una criada. Debe ser porque en mi casa no soy criada de nadie, o porque me parece que todavía vivo en nuestro pabelloncito de tres piezas, cuando Georges y yo trabajábamos en la fabrica y no pasábamos necesidad. A lo mejor es porque a fuerza de retar al pobre Minouche, que hace pis debajo de la cocina, me parece que yo también soy una señora como madame Rosay."


Los buenos servicios, Julio Cortázar






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lunes, marzo 3

Ella no sabe


En las noches, solo. Ella sabe que no logro conciliar el sueño, que no puedo dormir tranquilo. Ella sabe que tengo un dolor incorporado. Ella sabe que no descanso, que miro el techo. Ella sabe tantas cosas. Pero ella no sabe que ansío sus caricias, su cuerpo, su presencia. Ella no sabe que la pienso continuamente, que desearía que esté ahí, para mirarnos mutuamente en infinito silencio. Ella no sabe que iría volando a buscarla por donde esté, para susurrarle al oído mis sentimientos más recónditos, más ocultos, los más escondidos. Ella no sabe que yo en ese momento la necesito, que la quiero. Y lo que menos sabe, es que "Ella" es ella.








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